Al recordarte, escuelita santa,
Muy suave, muy dulcemente brota
Un canto que lleva en cada nota
La fe de mi pecho que se levanta.
Música sublime y virtuosa,
Música hecha canción y poesía,
Música que nos diste dichosa
En un mundo lleno de alegría.
Oasis de luz, mundo nuestro, brisas
De gloria donde pudimos suspender
El alborozo de nuestras risas
En risueño y feliz amanecer.
Con qué afán de tus manantiales
Llenos siempre de amor y bondad,
Forjamos nuestros más caros ideales
En un mundo de paz y libertad.
A ti os entrego búcaro de oro
La esencia infinita de mi vivir,
Y cual arpegios de almo coro,
Trocárase en risueño porvenir.
¡Oh, alborada eterna del saber!
Crisol de felicidad humana,
Deja que la niñez mexicana
Tenga en ti, el alivio del deber.
Libro: Rayito de Luz
Autor: Epifanio Estrada Cruz
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