Madre: Ánfora de salvación,
Verbo amoroso y bendecida,
Estrella divina y querida
Arca Santa de la Creación.
Mi madrecita, madre mía,
Hoy que mi labio te recita,
Deseo con dulzura infinita
Loarte con salmos de alegría.
Porque oh, ¡cielos!, mi amor te baña
Con efluvios donde se eterniza
La fecundidad de tu entraña
Y tu vida de sacerdotisa.
Sí, madre, en mis evocaciones
Que hago en cada nuevo día,
Te llamo con la DULCE MARIA
Que reina en los corazones.
Madre que dices: ¡Sólo mío!
Madre que cantas: ¡Vida mía!
En mi eterna melancolía
Te quiero escuchar: Hijo mío.
Libro: Rayito de Luz
Autor: Epifanio Estrada Cruz
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